Tengamos cuidado con aquello en que nos refugiamos

Este escrito vino en respuesta a la reacción de un amigo, que--aun cuando había perdido la fe en la religión organizada--, ante su problema de alcoholismo, rehusaba buscar ayuda médico-psicológica, y quería refugiarse en la asistencia a una congregación de corte fundamentalista y de avivamiento emocionalista.

Quise hacerle saber que era poco probable que algo tuviera efectos sobre su conducta, si en el fondo él desconfiaba de los métodos manipuladores de un sistema religioso. Por eso, reconociendo su estado de desesperación e indefensión, le estimulaba, no a dejar de apoyarse bruscamente en ese bastón ilusorio que lo alentaba, pero en lo apropiado de exponerse a otras alternativas, como podía ser la terapia psicológica y el uso de grupos de apoyo por personas que ya han trillado anticipadamente nuestra clase de debilidades personales, y han podido mejorar.

Le dije pues: "La gente utiliza todo tipo de trucos para sentirse bien. Lo interesante es que a unas personas le resultan bien unos medios, en tanto a otros les van mejor otros. Si en nuestro caso, uno de esos mecanismos lo logra, pues: ¡fantástico! Los seres humanos somos muy frágiles y estamos muy solitarios en un mundo hostil e incomprensible. La mente humana tiene una capacidad increíble de motivarnos y hacernos poder combatir el cáncer, las drogas y casi cualquier cosa que nuestro consciente no logra controlar. Para algunos, envolverse en ayudar a otros y sentirse llenos de la satisfacción de ver a estos superarse y ser felices tiene un efecto transformador y rejuvenecedor en ellos.

Yo mismo he usado esos medios, y sé de otros que se llenan con la labor social, la majestuosidad espiritual de los templos, el sumergirse en la música y en los misterios religiosos que los transportan de un mundo racional e intelectual que algunas veces no tenemos la capacidad de analizar y entender, pero que de estas formas no-racionales o cuasi-místicas nos avasallan y nos ponen positivos a los cambios que buscamos.

Lo único importante es no ponerse fanáticos y pensar que porque eso tuvo resultados en nosotros, debemos imponérselo a otros para su salvación y felicidad. El mayor activo de valor en nuestras vidas son los seres humanos que constituyen nuestra estructura de apoyo y soporte ante las muchas adversidades. Nunca perdamos, pues la capacidad de aceptar a otros con sus mecanismos de búsqueda de paz, a la vez que estamos atentos a señalarles otros medios que quizá puedan ayudarles en el futuro si esos primeros medios pierden su utilidad en algún momento.

Y nosotros también, nunca perdamos la humildad de abrirnos a todos los medios disponibles para efectuar cambios en nosotros, pero siempre siendo cautelosos que algunos manipuladores no nos extorsionen económicamente para su propio provecho. No me parece que Dios pueda esconderse detrás de algunos de esos mecanismos, pero ¡quién sabe!

Yo por mi parte sigo creyendo que es muy importante conocer cada vez más la naturaleza física y científica de nuestra esencia humana; reconocernos como una máquina maravillosa que tiene limitaciones y propiedades contra las cuales no podemos actuar de forma irresponsable, lo que destruiría trágicamente sus facultades físicas y espirituales."