¿Nos perjudican nuestras creencias?

¿Nos atrevemos a examinar nuestras creencias y cuestionarlas a la luz de nuestra realidad actual?

Muchas de las creencias más populares se basan en ideas antiguas y obsoletas y por lo tanto no nos benefician. Un ejemplo de ello son las supersticiones. Aunque no tienen fundamento, muchas personas continúan creyendo en algunas. Estas ideas pueden causar pérdida financiera y problemas emocionales como por ejemplo miedo e inseguridad.

Las creencias contribuyen a crear nuestra realidad, nuestra visión de la vida. Queremos disfrutar de una visión de la vida clara y sana, una de confianza en el género humano y en nuestro futuro. Muchas de nuestras decisiones se basan en convicciones a nivel subconsciente y no en la razón. Por eso hay que atreverse a cuestionarnos, evaluar y eliminar opiniones que no contribuyan a nuestro beneficio. Esto evitará que tengamos una visión distorsionada de la vida y nos cause dificultades o sufrimiento innecesario.

Ejemplos sencillos como el de supersticiones, nos hacen ver la importancia de examinar nuestras ideologias. Si uno ve que no hay base para alguna creencia hay que eliminarla para evitar que nuestra visión de la vida esté distorsionada y nos cause problemas.

Un dogma muy popular es la del pecado original. Si adoptamos esta idea nos veremos de modo negativo. Pensaremos que somos pecadores, personas malas y siempre nos sentiremos incompletos, buscando ser redimidos del pecado. Sentiremos que nos falta algo porque no tenemos la aprobación divina.

Si eliminamos esa creencia y adoptamos una visión humanista de confianza en la humanidad y su capacidad de evolucionar nos sentiremos mucho mejor.

Nuestras relaciones con los demás y con uno mismo serán mejores, más productivas. También evitaremos ser manipulados por quienes nos ofrecen ayuda para obtener la “liberación.”

Hagamos el ejercicio de escribir nuestras creencias y analicemos los cambios que tenemos que hacer para mejorar nuestra vida.