¿Podemos ser buenos sin religión?

Definitivamente que sí. Millones de personas alrededor del mundo son buenas personas, buenos ciudadanos y honrados sin pertenecer a ninguna religión. El argumento de que hay que llevar los niños a las iglesias para que crezcan como buenas personas no tiene fundamento alguno.

Algunas personas se sienten sumamente molestas con lo que ocurre en sus grupos religiosos pero continúan asistiendo para que sus hijos “estén” protegidos” mientras llegan a la edad adulta y que decidan por ellos mismos si continuarán cuando sean adultos.

Mientras tanto los niños adquieren creencias y actitudes con las cuales los padres no están de acuerdo y esperan que las abandonen cuando lleguen a adultos.

La responsabilidad de que los niños estén bien educados y lleguen a ser adultos productivos y felices no recae en las iglesias sino en los padres.

Cualquier beneficio que pensemos que los niños pueden recibir en la religión pueden recibirlo en organizaciones no religiosas.

Son muchos los que hoy hacen chistes sobre sus experiencias cuando jóvenes en las iglesias pero también son muchos los que todavía sufren por experiencias de la infancia en las iglesias.

Hay que proteger a nuestros niños del abuso de las religiones.

Podemos ser buenos sin ser religiosos.