Decisiones

Tenemos ante nosotros tantas alternativas que en la mayor parte de las veces se hace bastante difícil tomar una decisión. Sin importar cual sea el asunto que queremos resolver, nos toparemos con muchas posibles soluciones.

Surgen problemas cuando buscamos información solamente fuera de nosotros, para estar “seguros” de que no cometeremos errores. Queremos que la decisión que tomemos sea la perfecta. Son muchos los que de inmediato se dirigen a Google.

Olvidamos que somos únicos y que es posible que lo que le haya funcionado bien a una persona, no tenga buen efecto en uno.

Eso ocurre en el campo de la medicina. Una pastilla le elimina los síntomas a alguien y a otra persona no le surte efecto. Por eso hay tantos preductos para la misma enfermedad.

Una técnica para eliminar las dudas, que ha funcionado por siglos, es prestar atención a todo nuestro ser.

Usemos nuestra raciocinio pero no olvidemos las emociones. ¿Cómo nos sentimos si hacemos lo que dice la razón? Las emociones nos dicen si nuestro razonamiento es bueno.

Qué indica nuestro razonamiento sobre la información que nos dan las emociones. Hay que pensar en ello.

También está la alegría y el dolor que sentimos en el proceso de buscar alternativas. Si la solución que aplicaremos provoca tristeza hay que evaluarla de nuevo. Si nos causa alegría puede ser un signo de que vamos por buen camino.

Lo sabio es entender que somos una persona con muchos componentes como los cinco sentidos, la mente y el cerebro.

Si tomamos en consideración todas nuestras facultades podremos confiar en nuestra decisión. Si más adelante cambian las circunstancias se harán los ajustes que sean necesarios. En la vida no hay nada permanente.